domingo, 7 de marzo de 2010

Llora el cielo.

Llora el cielo otra vez mujer,
con llantos enredados por un amor
que ante el frió dolor resentido
de tu huida, ciñen el limbo nublado
en los callados muros escarlatas,
de su quebradizo egregio, ahora dominado.

Por que el cielo esta sujeto al broche
de la negrura de una barrera,
donde brama en llanto por saber
el daño que al amanecer le espera
y el desaliento que le vencerá en la noche,

Y como un niño enojado, suspira y gime,
se revela y lanza nieve, granizo y truena
clama al infinito, ruega y se maldice,
por ser tu… quien le hace morir en la espera,

Entonces, envía nubes retorcidas
en la ingenua quimera impaciente,
del apetito genésico de la primavera,
que envuelve de una rebelde inquietud
la plenitud de aquellos recuerdos,
fraguados en el anhelo de poderte contemplar.

Y al no ser, vuelve y le duele por negado,
haciendo del sueño cierto,
el incierto padecer infrahumano,
por el que nunca de amor lloró así el cielo,
por el que jamás fue juzgado.

Pero el cielo atado a las implacables tardes
que marcan el forjado de tu ausencia,
retorna a la ingenuidad de quererte encontrar
y alzado se sobrecoge para intentar dominar la tierra.

Pero no te descubre y retorna a su locura,
y al no ser capaz de hallarte,
sufre sin saber el lugar que ahora ocupas.

Mas terco y ciego en su negación
insiste en revolver las marcas
del espacio que antes
llenaban el brillo de tu mirada
y tanto así sigue,
que caída la tarde y entrada la noche,
son las estrellas las que entonces
le relevan en su dolor,
pero ellas tampoco te saben encontrar.

Ya no te pueden admirar,
tu presencia les fue robada,
que pesar de amor… que pesar,
son tan ingenuos
esos mal llamados astros poderosos,

No admiten que te has ido, que ya no estas,
que es la tierra quien oculta tus labios de miel,
pues fue ella quien les arrebato su lugar,
la única que en su egoísmo disfruta de tu belleza,
para poder acariciar con sus granos de arena,
la lividez que ahora envuelve la seda de tu piel.

Esa es la tierra a la que llaman madre….
Tierra que debería ser aclamada celosa,
egoísta y de una fingida falsa ufanía.
pues tapa su crueldad poderosa,
con los bellos paisajes que la conforman.

Por que lo que la naturaleza da por bello,
la tierra en sus entrañas lo termina por ocultar,
lo arrebata, lo asimila y esconde,
lo vela de las estrellas, del viento,
del sol y de las miradas del cielo.

Por eso llora desconsolado en su triste anhelo.

Por eso sus lágrimas nunca te podrán encontrar.


Joseán, marzo 2010.


2 comentarios:

  1. Hermoso poema cargado de sentimientos.

    Reflejas en él, tristeza y emotivo llanto por la ausencia de algún ser querido...

    Muy hermoso.- saludos

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  2. Sigue escribiendo. El amor de tu alma gemela sera eterno aunque ya no puedas verla .Tu mismo renunciaaste a ella cuando una oportunidad se dio......con un llamado y otro pero tu movil nunca respondio,,,,cansada de llamar entendio que tu quieres estar solo y que en esta vida no habra mas tiempo para los dos.

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