lunes, 23 de agosto de 2010

El mendigo.

Hoy lo vi pasar
empujando un carrito
lleno de miserias y nada mas…

Caminaba sin mirar
acompañado del desasosiego
y abrazado por el abandono,
únicos amigos de su cruel realidad.

El sol cauterizaba su piel
con estigmas de soledad,
escribiendo en su faz marcada,
surcos que parecen exhalar
letras de pena y angustia
que si te fijas puedes descifrar.

Ellas te cuentan desdichas
de muchos años vividos,
de cuanto se dejo atrás,
familia, tal vez hijos,
puede que un amor,
ese amor que seguro…
ya no le ha de esperar.

Ahora ya nadie le mira
hoy es menos que animal,
dejo de ser quien,
para ser menos que igual,
es ínfimo hasta para si mismo,
un vivo sin vida para la sociedad,
desarraigado de todo,
Rey de la nada y
para la desdicha Majestad.

Con una voz temblorosa
sus labios comenzaron a balbucear
y alargando una huesuda mano
con tremula voz finalmente pudo hablar;

“Una ayuda por favor”

Tome esta moneda señor
Espero le pueda ayudar.

“Dios se lo pague amigo”

Y Dios me pago al pensar;

¿Quien somos, si no posibles mendigos?
¿Quien es menos o mas?
¿Quien esta libre del olvido?
¿Quien puede escapar de la soledad?



La moraleja la puede poner cada cual..

Joseán, agosto 2010.